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Patricia Stambuk revela el lado más íntimo de Gabriela Mistral: “Ella era prudente, reservada, delicada con su vida sentimental”

En abril pasado, el mes del natalicio de Gabriela Mistral, Patricia Stambuk, periodista magallánica con una destacada trayectoria, además de académica, escritora e investigadora; lanzó el libro «Mi vida con Gabriela“.

El texto rescata el último testimonio vivo del círculo íntimo de la Premio Nobel. Un retrato único a través de los ojos de una de sus colaboradoras más cercana.

Stambuk, Premio Nacional de Periodismo 2023, rescata la voz de la artista italiana Gilda Pendola (97), en su momento una joven de veinte años que acompañó a la poeta entre 1951 y 1954 en Italia, Chile y Estados Unidos, transportándonos a momentos íntimos y reveladores.

El libro revela desde las conversaciones que sostuvieron en sus caminatas por Rapallo, hasta su relación con el poder y figuras como Pablo Neruda, Ezra Pound, Federico García Lorca, Alone y, sobre todo, Doris Dana.

“No estaba en mis planes escribir sobre Gabriela, pero me dije: Gilda es la última memoria viva en este mundo que puede hablar de su convivencia con Gabriela en la intimidad de tres hogares; y yo, memorialista, no puedo dejar de registrar esta voz”, señaló a La Cuarta.

Aunque no es la primera vez que la autora registra testimonios históricos: “No advertí entonces que estaba sumando a otra mujer notable a mi bibliografía: Violeta Parra, Rosa Yagán, Cristina y Úrsula Calderón, Analola Tuki y muchas más de Rapa Nui y ahora Gabriela Mistral”.

“Le agradaba aislarse… viajar, pasear, contar chistes”

– Patricia, ¿qué fue lo que más te impresionó de la historia de Gabriela al escribir este libro?

Su insistencia en recordar los sucesos tristes de su infancia, la sencillez de su vida íntima y esa búsqueda permanente y hasta ansiosa de una especie de Shangri-la para pasar los años de su vejez y retiro. Santiago de Cuba fue su último paraíso deseado, pero incluso estando en La Habana -que era la de Batista, en 1953- ya había abandonado el plan. Siempre estaba pensando en otro lugar con mejor clima, con buena gente, con árboles y mar. “Soy una patiloca”, decía.

Hay una imagen de Gabriela “inestable, malhumorada y agresiva”, como relatas en el libro, ¿por qué crees que se dio esto?

Es lo que comentaban algunas personas y que su amigo, el escritor peruano Ciro Alegría, contaba, pero refutaba. Tenía un resentimiento real con Chile, profundo, permanente, estaba muy herida con su país, y acostumbraba decir que ella no olvidaba. Pero los años de estos relatos en mi libro eran tiempos de mansedumbre, con menos presiones y buena compañía. Le agradaba aislarse para escribir en las mañanas, viajar, pasear, contar chistes, conversar con sus visitas, que también eran chilenas y a las que se alegraba de recibir, aunque también se resentía por la pérdida de su intimidad y de su tiempo.

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Patricia Stambuk
Patricia Stambuk, gentileza Penguin.

“Humilde, austera, muy franciscana”

¿Qué opinas del interés que genera la vida amorosa de Gabriela?

Es un interés que se comprende. La curiosidad por la intimidad de las personas famosas es proverbial y todos los grandes personajes de cualquier país están expuestos a perder su intimidad, sus secretos, a pasar a ser patrimonio colectivo, para bien y para mal, pero ella era prudente, reservada, delicada con su vida sentimental. Y además fue una vida compleja, variada, llena de matices de todo orden que no corresponde simplificar en un solo aspecto, menos aún con la personalidad, intereses y talentos que tenía Gabriela Mistral.

¿Cómo fue para ti ser la última persona que haya documentado estos testimonios?

Ya es casi un sello en mi vida de periodista y escritora. Gilda Pendola es el último testimonio vivo de Gabriela Mistral. Antes fue con los yaganes: Rosa Yagán, la última que conoció las misiones y vivió a la antigua usanza, Cristina Calderón, la última hablante de un idioma en el mundo, en fin. Son registros a veces tristes, dramáticos, pero necesarios. Con cada uno de nosotros se va una memoria de vida, algunas más importantes que otras. O las dejamos pasar y las perdemos o las conservamos como patrimonio del país.

¿Qué Gabriela te gustaría que la gente descubriera a través del libro?

La poeta que supo enfrentar sus adversidades y resentimientos y creció a pesar de ellos hasta llegar al premio mayor de la literatura. La poeta que no se encerró en sí misma ni se endiosó, que siempre miró al prójimo, al desvalido. Humilde, austera, muy franciscana, maternal, generosa, en eterna búsqueda de su paraíso terrenal.

A propósito de tus otras publicaciones, ¿cómo ha sido para ti trabajar en relatos de mujeres tan importantes?

Se hicieron importantes ante los ojos de los demás en la medida en que se conocieron más a fondo sus vidas, hasta entonces eran anónimas, a excepción de Violeta Parra, en mi primer libro, y Gabriela Mistral en este último, donde también destaca Gilda Pendola como el personaje oculto o poco conocido de la historia de la poeta. Mujeres de carácter, valientes, distintas, con historias únicas. Hay que salir del círculo de las caras repetidas, de las figuras de la fama, atreverse con voces potentes, tan nuestras, tan distintas y aportadoras.

“Mi vida con Gabriela” de Patricia Stambuk está disponible en las mejores librerías del país, y buscalibre.

Gabriela Mistral
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