
“Kamasutra yoga”: inventor recomienda las posturas para mejorar la conexión y el placer en pareja
A pesar de que el Kamasutra y el yoga suelen estar destinados a propósito diferentes, Guille Surraco combinó las disciplinas y propone una nueva idea. Por un lado, el antiguo y conocido texto hindú que trata sobre el amor, la sexualidad, las relaciones de pareja y el placer, mientras que por otro, el yoga busca el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Corrientes que aunque no lo parezcan, pueden estar vinculadas, considerando que el Kamasutra no solo es famoso por sus descripciones de posturas sexuales, sino también porque explora la filosofía del deseo y la seducción, lo que combinado con el equilibrio se define como “Kamasutra Yoga”.
El argentino de 60 años, Guille Surraco como creador de esta práctica ofrece cursos para quienes se interesen más, y explicó al Clarín qué lo motivó a desarrollar esta técnica.
“Cuando practicás las asanas de Yoga y despertás tu erotismo, ¡te das cuenta que se asemejan a posturas del Kamasutra! A mí me pasó —y me pasa— estar teniendo relaciones y sentir que me sostiene un asana del Yoga; como así también estar en modo receptor, recibiendo en éxtasis, y poder relajar y soltar el cuerpo gracias a otra”, confesó.
El yogui define esta práctica como “un espacio de conexión profunda desde el respeto y la conciencia corporal, pero sin incluir la desnudez (hasta ahora). Se trata de trabajar el cuerpo y la mente con técnicas del Yoga, meditación y visualización creativa para integrar la energía sexual, orientándola hacia el placer”.
¿Qué es?
El inventor señaló que con esta fusión busca conectar la sabiduría y práctica del yoga con la exploración consciente de la sensualidad y el placer. “No se trata únicamente posturas físicas, sino de un viaje hacia la conexión profunda con uno mismo y el placer, para luego conectar con la pareja u otros partners, agregó al medio citado.
Surraco confiesa que la idea se le vino a la mente producto de la práctica. “El disfrute y el sentido de liberación era -y sigue siendo- cada vez mayor. Observando esto en mí y en mi pareja -practicante de yoga-, mis preguntas iban tomando forma, pero me faltaban dos cosas: un nombre que identificara ‘el todo’, y animarme a salir a compartir mi experiencia, enseñando un modelo y guiando una práctica. En una de mis clases de yoga, apareció el nombre, y de allí todo se ordenó”, señaló.
En lo práctico, “el Kamasutra Yoga integra principios esenciales del yoga tradicional, como el pranayama (control de la respiración, de la energía, con el que creamos estados propicios para la experiencia más alta), y asana (posturas que amplían la experiencia en el cuerpo)”.
Además considera “pratyahara (retiro de los sentidos hacia el interior), el dharana (la concentración mental, guiada en todo momento durante el taller), dhyana (meditación, momentos en los que llevamos la mente preparándonos para un escenario en movimiento o de relajación) y samadhi (todo conduce hacia aquí, hacia un placer que aparece de la propia experiencia)”.
¿Para qué sirve?
“La práctica fomenta el autoconocimiento y el despertar de la energía vital -conocida en yoga y tantra como kundalini-, que aquí la conducimos ubicándola no solo en la zona genital, sino habilitando espacios por todo el cuerpo. Y podríamos también explorar los chakras relacionados con el placer y la conexión emocional, como el svadhisthana (chakra sacro) y el anahata (chakra del corazón)”, comenta Guille Surraco.
La premisa del yogui señala que en el yoga hay algunas asanas que se asemejan a posturas del Kamasutra, destacando que lo principal al momento de su realización es la respiración y menciona las siguientes:
- La postura del arco (Dhanurasana), que abre el pecho y la pelvis, conectando el corazón con el placer.
- La postura de la diosa (Utkata Konasana), que fortalece la zona pélvica y fomenta la energía creativa.
- La postura de la cobra (Bhujangasana), que activa la columna y estimula el flujo de energía kundalini.
- El puente (Setu Bandhasana), ideal para abrir el pecho y fortalecer la pelvis.
- La vaca (Bitilasana), ideal para flexibilizar la columna
- La silla (Utkatasana), te sostiene, tanto para dar como para recibir placer.
“Conecta el cuerpo físico con el cuerpo energético. A través del pranayama, podemos intensificar el flujo de energía, llevando la conciencia hacia las zonas donde queremos experimentar más placer. Es una de las formas inmediatas de condicionar el estado mental”, agrega.
Prácticas para potenciar el disfrute corporal
Guillermo comenta que “más que buscar la perfección de la postura, el enfoque estará en la respiración y en la conexión emocional que se genera (esto lo traemos del tantra)”, y entregó algunas recomendaciones.
- Postura del loto (Padmasana), primero solos, luego en pareja: sentarse y junto con una respiración adecuada, contraer y soltar el músculo pubocoxígeo varias veces (hasta 10 veces), para fortalecerlo y, además, conectar consciencia con el cuerpo. Luego, en pareja, frente a frente, cruzando las piernas, conectando las manos o mirarse a los ojos mientras se respira al unísono.
- Postura de la diosa (Utkata Konasana): esta postura fortalece la conexión desde el centro energético pélvico, con movimientos lentos y una respiración profunda, se puede erotizar todo el cuerpo. Luego, se puede practicar de a dos o frente a otra persona en conexión erótica, aumentando el placer de ambos.
- Postura del abrazo del amante en Sukhasana (posición cómoda): sentados, abrazarse y sincronizar la respiración. El contacto piel a piel genera un vínculo profundo.
- Gato contento o Vaca (Bitilasana) y Gato enojado o Gato (Marjariasana): sobre cuatro apoyos (la famosa “en 4”), para sostenernos, flexibilizar la columna, soltar caderas y pelvis, y dar y recibir.
- Postura del perro que se mira el ombligo (Adho Mukha Svanasana): sobre cuatro apoyos, ofrece multiplicidad de movimientos hacia todos las direcciones, manteniendo la apertura de caderas y liberación de varias zonas erógenas.
Guille Surraco confesó que algunas de las parejas que toman su taller han perdido la chispa del encanto, por lo que deja la invitación con esta experiencia a redescubrirse. “A las parejas que llevan años juntas les propongo redescubrirse desde la curiosidad y el juego. La comunicación abierta es fundamental, así como dedicarse momentos conscientes de conexión”, señala.