El Banco Central Europeo (BCE) prevé que la inflación de la zona del euro se situará por debajo del objetivo del 2% temporalmente y por ello bajó los tipos de interés a comienzos de junio.
“Casi todos los miembros apoyaron” en la reunión a comienzos de junio bajar los tipos de interés de referencia en 25 puntos básicos, hasta el 2%, según las actas de esa reunión que el BCE publicó este jueves.
El Consejo de Gobierno del BCE consideró apropiado bajar más los tipos de interés en la zona del euro para que la inflación se sitúe en el objetivo más allá de 2026.
Su presidenta, Christine Lagarde, dijo tras la reunión que el BCE llega al final del actual ciclo bajista de los tipos de interés, que comenzó en junio de 2024.
El BCE añade en las actas de la reunión que la inflación está actualmente en el objetivo, pero va a caer por debajo del 2% durante “un periodo temporal” en 2026.
Con la reducción de los tipos de interés de junio el BCE intenta que la inflación vuelva al objetivo del 2% en 2027 y que no se sitúe por debajo de este nivel durante un periodo prolongado, porque prevé que bajen los precios y que el crecimiento sea débil.
“La capacidad excedente en la fabricación manufacturera” hace improbable que un crecimiento más rápido se traduzca en presiones inflacionistas inmediatas, dicen las actas.
Recorte de tipos de interés
Algunos miembros del Consejo de Gobierno del BCE argumentaron que el recorte de los tipos de interés en 25 puntos básicos dejaba las tasas en “un territorio ampliamente neutral”, que ni impulsa ni frena el crecimiento económico.
Esos miembros del BCE a favor de bajar el precio del dinero en junio consideraron que mantener los tipos de interés hubiera aumentado el riesgo de que la inflación se sitúe por debajo del 2% en 2026 y en 2027.
Algunos miembros estuvieron a favor de mantener las tasas de interés porque consideraron que la inflación bajará del 2% debido a factores volátiles como unos precios de la energía más bajos y la fortaleza del euro, que pueden revertir fácilmente.
“Queda por ver si y en qué medida esos factores se traducirían en una inflación subyacente más baja”, la que descuenta la energía y los alimentos porque son más volátiles, argumentaron los miembros del BCE a favor de mantener las tasas.
También consideraron que era necesario evitar reaccionar excesivamente a la volatilidad en la inflación general en un momento en que es elevada y que puede haber presiones al alza para la subyacente a medio plazo, debido a los aranceles y a la política presupuestaria.
Algunos miembros del BCE consideran que las propias proyecciones del BCE pueden desestimar las presiones inflacionistas a medio plazo, porque la inflación de los servicios se mantiene por encima de niveles compatibles con la vuelta de la inflación al objetivo.
“Tensiones comerciales”
Además, “la excepcional incertidumbre relacionada con las tensiones comerciales” ha reducido la confianza en las proyecciones y, por ello, es preferible esperar a ver cómo se desarrolla la guerra comercial, argumentaron.
Asimismo, la probabilidad de una recesión es ahora bastante baja y los tipos de interés son suficientemente bajos para no reprimir el crecimiento económico.
El mercado laboral es muy resiliente, con la tasa de desempleo a un nivel históricamente bajo, y el empleo está en expansión pese a las perspectivas de aranceles más elevados.
Por ello, algunos miembros del BCE consideran que no es apropiado aplicar una política monetaria expansiva.