
Condenan a Clínica Las Condes por procedimiento que dejó a paciente con discapacidad laboral: Deberán pagarle $52 millones
La mujer acudió a atenderse con una «eminencia» en su especialidad, pero, tras una intervención de cadera, terminó necesitando desplazarse con muletas.
El 15° Juzgado Civil de Santiago condenó a la sociedad Clínica Las Condes S.A. y a médico cirujano a pagar solidariamente la suma total de $52.303.066 por concepto de daño emergente y daño moral, a paciente que fue declarada con incapacidad laboral total, tras someterse a una intervención de caderas.
En el fallo, el tribunal acogió la demanda deducida, tras establecer la falta de diagnóstico certero y de coordinación y comunicación de los especialistas que examinaron a la paciente.
La sentencia señala que “en definitiva, las defensas de los demandados no tienen ninguna explicación lógica, pues un diagnóstico certero y una cirugía exitosa solo podían devenir en el alivio del padecimiento de la demandante, sin embargo, en el caso de autos, la actora quedó con discapacidad y sin movilidad. Dado que las demandadas querían eximir la imputabilidad de las consecuencias que atribuye la actora, debieron probar que fue debido a una causa ajena al diagnóstico y cirugía; lo cual no hicieron“.
“El diagnóstico determinado para explicar el origen de su dolor fue errado, ya que aun cuando la operación fue exitosa y se corrigió la condición, sus padecimientos continuaron“, se añade.
La resolución agrega que “son los mismos demandados quienes comienzan, posterior a las intervenciones, a realizar más estudios que expliquen el origen del dolor para darle un tratamiento adecuado, pero por el contrario como se ha visto los diagnósticos fueron vacilantes y los tratamientos ineficaces, ya que si bien la actora mostraba mejorías temporales el dolor volvía con mayor intensidad. De este modo, en vez que efectuar mejores y más estudios, previo a la cirugía, comenzaron a buscar la causa de dolor con posterioridad a ella”.
“Sí es razonable que una persona que ingresó con la expectativa de atenderse con un médico que es una eminencia en la especialidad que consulta y posteriormente, pese a que le indican que la cirugía era sencilla y que fue un éxito, ella no pueda caminar, necesite muletas, tratamiento diario de rehabilitación intensiva e hidroterapia (según certificado de la doctora Cortés-Monroy) y tenga movilidad reducida que le impide trabajar; sufra un padecimiento mental como secuela de una negligencia médica. Es tanta la confianza que la actora depositó en el médico señor Mardones, que incluso se somete a finales de 2018 al tratamiento con células madre que este le consiguió, pero no obtiene los resultados prometidos nuevamente”, indica también el fallo de primera instancia.
Asimismo, apuntan a que “la falta de un diagnóstico integral, certero, oportuno y tratamiento adecuados no solo evitaron que la paciente recuperara su salud, sino que trajeron como consecuencia la declaración de la invalidez total y definitiva de la actora desde el 28 de octubre de 2020, estableciendo como impedimento síndrome pinzamiento de cadera operado, síndrome de dolor lumbar crónico y depresión mayor”.