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Ricos y quebrados: ¿Por qué tantos futbolistas terminan en la ruina tras el retiro?

 

Ganan en un año lo que otros no ganarán en una vida. Viven rodeados de lujos, flashes y contratos millonarios. Pero apenas cinco años después de colgar los botines, muchos futbolistas enfrentan un abismo económico, emocional y personal. ¿Qué falla?

Wes Brown fue campeón con el Manchester United. Ronaldinho levantó una Copa del Mundo. Iván Zamorano brilló en el Real Madrid y el Inter. Todos llegaron a lo más alto. Todos, también, enfrentaron serios problemas financieros tras el retiro.

¿Es coincidencia?

No son excepciones. Según la fundación británica XPRO, tres de cada cinco futbolistas de la Premier League se declaran en bancarrota en los cinco años siguientes a su retiro. Una cifra que se replica, en distintos grados, en las principales ligas del mundo. La paradoja es brutal: quienes más ganan, muchas veces menos conservan.

La raíz del problema es estructural. Un futbolista profesional tiene una carrera corta: 10 a 15 años en promedio. La mayoría comienza a ganar grandes sumas antes de cumplir los 20. Esa juventud, sin formación financiera ni experiencia de vida, crea una tormenta perfecta.

Los ingresos están concentrados en un periodo breve. Mientras que un ejecutivo puede acumular patrimonio de forma sostenida durante 30 o 40 años, un futbolista debe hacerlo en menos de la mitad del tiempo. Y muchas veces, sin las herramientas necesarias.

La gran mayoría no recibe educación financiera básica. No entiende conceptos como el interés compuesto, los impuestos o la planificación patrimonial. Estudios en Europa revelan que el 75% de los jugadores no consulta con asesores financieros profesionales. Y el 87% delega sus decisiones de inversión a representantes o familiares, muchas veces sin preparación.

El entorno cercano también puede ser un factor de riesgo. Gerard Piqué lo dijo con claridad: “Te rodeas de gente de confianza, y normalmente son familiares. Pero ellos tampoco están preparados”. El caso del jugador Philip Buchanan, cuya madre le pidió un millón de dólares “por haberlo criado”, es apenas una anécdota entre muchas.

En países sudamericanos esto se vuelve aún más complejo. Muchos futbolistas sostienen a sus familias extendidas, pagan tratamientos médicos, costean la educación de hermanos o financian negocios que no despegan. La presión por compartir el éxito, en un entorno donde pocos acceden a él, puede volverse insostenible.

Un problema que no solo afecta al fútbol

Bernie Kosar, exjugador de la NFL, estimó que llegó a mantener a entre 25 y 50 familias. Una realidad que se replica en muchos futbolistas latinos, especialmente quienes provienen de contextos de alta vulnerabilidad social.

Además del gasto descontrolado en lujos (islas, autos, joyas, mansiones), existe otro riesgo igual o más letal: las inversiones fraudulentas. Promesas de retorno imposibles, esquemas Ponzi o fondos sin respaldo se llevan fortunas completas.

El caso del fondo “Faith Dream” en Turquía, donde Arda Turán habría perdido US$7,5 millones, es apenas un ejemplo. En Brasil, Cafú sufrió el embargo de propiedades por deudas millonarias. En Chile, Iván Zamorano fue demandado por impagos superiores a los US$3 millones.

También están los errores comunes: abrir restaurantes sin experiencia, invertir en equipos de fútbol amateur, comprar propiedades con altos costos de mantención o embarcarse en negocios con amigos sin conocimientos ni contratos claros.

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Cuando los ingresos se detienen, lo que queda es la rutina… o su ausencia. El retiro llega temprano, muchas veces antes de los 35. Y con él, una pérdida de estatus, propósito y sentido de pertenencia. Michel Platini lo confesó: “Todo giraba en torno al juego. Cuando eso se termina, necesitas encontrar un nuevo propósito”.

La salud mental se resiente. Según FIFPro, el 35% de los futbolistas retirados sufre depresión o ansiedad. En Argentina, tres exjugadores se suicidaron en un mismo año. La frase más dura que se repite en el ambiente es que “el deportista muere dos veces: la primera, cuando se retira”.

A esto se suman las rupturas familiares. Según datos de la FA inglesa, el 33% de los futbolistas se divorcia en el primer año tras su retiro. Sin la contención de la rutina, las crisis se intensifican. Y con el divorcio, muchas veces, se va la mitad del patrimonio.

Hay también una dimensión cultural y psicológica. Estudios como los de Daniel Kahneman señalan que las personas, ante la pérdida, tienden a arriesgar más. Muchos jugadores, al ver que sus ingresos disminuyen, intentan mantener su nivel de vida, se endeudan o arriesgan su capital en inversiones dudosas con la esperanza de recuperar lo perdido. Pero lo que logran es profundizar su caída.

No todos ganan millones. En Inglaterra, la Premier League tiene un promedio salarial altísimo, pero la brecha es abismal. Mientras Kevin De Bruyne o Haaland ganan más de £20 millones anuales, muchos suplentes no superan las £500.000. En Latinoamérica la desigualdad es aún más radical. En Argentina, el sueldo promedio de un jugador ronda los US$1.800 al mes. En divisiones menores, muchos deben tener trabajos paralelos.

La mayoría vive como si los ingresos no fueran a detenerse. Pero se detienen. Y cuando eso ocurre, mantener un estilo de vida elevado sin ingresos equivalentes solo tiene un desenlace: la ruina.

Algunas instituciones han comenzado a actuar. En Chile, el SIFUP junto al Banco Estado lanzó en 2024 un plan de educación financiera y proyección laboral. En España, la AFE firmó un convenio con asesores patrimoniales. FIFPro y la UEFA ofrecen formación universitaria y másters para exjugadores. En Inglaterra, la PFA tiene programas de reinserción laboral, salud mental y asesoría legal para más de 50 mil exfutbolistas.

Comparativa de sueldos por liga y nivel

Liga Salario promedio anual Jugador top Jugador suplente
Premier League (Inglaterra) US$4.300.000 Kevin De Bruyne (~US$25M) Desde US$130.000
LaLiga (España) US$2.500.000 Griezmann, Lewandowski (~US$18M) Desde US$160.000
Serie A (Italia) US$2.000.000 Vlahovic, Lukaku (~US$10M) Desde US$120.000
Ligue 1 (Francia) US$1.500.000 Mbappé (~US$72M) Desde US$80.000
MLS (EE.UU.) US$543.000 Messi (~US$12M) Desde US$65.000
Brasil (Serie A) US$300.000 Gabigol, Hulk (~US$4M) Desde US$10.000
Argentina (Liga Profesional) US$22.000 Figuras top (~US$400.000) Desde US$2.000

Las cifras demuestran que incluso dentro de una misma liga, las diferencias salariales pueden ser abismales. Mientras algunos futbolistas ganan en un mes lo que otros en toda su carrera, la gran mayoría está más cerca de un ingreso vulnerable que de la supuesta opulencia del fútbol de elite.

Ser futbolista profesional es como ganar un ticket dorado a la fábrica de chocolates de Willy Wonka. Pero ese ticket expira. Y cuando lo hace, solo queda lo que supiste construir fuera de la cancha.

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