
En Europa conmemoran el Día del Trabajador bajo la sombra de los aranceles de Estados Unidos
Las y los trabajadores de países europeos se manifestaron también en este nuevo primero de mayo, en momentos donde gran parte del debate público está enfocado más en la economía mundial que en los asuntos sociales de cada país.
(EFE) – En un año marcado por la guerra comercial global desatada por el presidente estadounidense, Donald Trump, los trabajadores alrededor del mundo reclaman seguir siendo escuchados y han vuelto a salir a las calles para reivindicar mejoras salariales y la protección de sus derechos en este Primero de Mayo.
“Estamos movilizados por la paz y la justicia social. Estamos también movilizados para decir que queremos poner a los trabajadores en el centro del debate” porque desde la llegada de Trump a la Casa Blanca “se nos habla de guerra, de deuda, de inmigración y las cuestiones sociales están totalmente ocultadas”, reclamó Sophie Binet, secretaria general de la Confederación General de Trabajadores (CGT) de Francia.
Binet encabezó la marcha en París junto a la secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), Esther Lynch, la principal de las 269 manifestaciones en el país, donde los partidos de izquierda han reclamado unidos la intervención del Estado en el grupo siderúrgico Arcelor Mittal, que esta semana ha anunciado la supresión de 636 empleos en Francia.
En Alemania unas 310.000 personas salieron en diferentes ciudades para manifestarse por aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo, según la Federación Alemana de Sindicatos, que reúne a 5,6 millones de afiliados.
La mayor economía del Viejo Continente lleva dos años en recesión, con contracciones del PIB en 2023 y 2024, y las autoridades del país prevén un estancamiento para 2025, en gran parte por la guerra comercial.
Miembros de los sindicatos franceses participan en la marcha anual del Primero de Mayo en Narbona, Francia, este jueves. EFE/EPA/GUILLAUME HORCAJUELO
En España, el día estuvo marcado por la reivindicación de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, que llegará al Parlamento la próxima semana, con miles de personas manifestándose en distintas ciudades.
Los dos principales sindicatos españoles, Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), reclamaron a los distintos partidos respeto a un proyecto que llega al Parlamento después de un diálogo social con el Gobierno.
Y pidieron “levantar la vista” y hablar también de lo que han considerado “el mayor riesgo reaccionario que han vivido España, Europa y el mundo desde el final de la II Guerra Mundial”.
En línea con esa advertencia, cientos de trabajadores de varias agencias de Naciones Unidas se manifestaron en Ginebra ante la sede europea de la ONU para protestar por los recortes de personal que sufren muchas organizaciones internacionales, agravados tras la retirada de gran parte de la ayuda de su principal contribuyente, EE.UU.
“Estamos en una situación muy difícil y desafortunada, en la que no sólo los gobiernos del mundo están siendo atacados sino también la ONU y sus agencias”, destacó el secretario general de la Internacional de Servicios Públicos (PSI), Daniel Bertossa.
Mientras, los principales sindicatos de Italia se manifestaron para exigir al Gobierno medidas que garanticen una mayor seguridad en el ámbito laboral.
Su objetivo ha sido denunciar lo que consideran “una sangría” y “una matanza” en los puestos de trabajo, pues en 2024 los muertos fueron 1.090, un 5 % más que el año anterior, con una media de casi tres al día, según datos oficiales.
En Grecia, los sindicatos optaron por una huelga de 24 horas para reivindicar mejoras salariales y laborales, lo que ha llevado a interrumpir el transporte en ferrocarril y barcos, amarrados en los puertos justo en un período en el que cientos de miles de turistas visitan el país.
Unas 7.000 personas, según la Policía, han participado en Atenas en la manifestación convocada por los principales sindicatos de los sectores público y privado del país, GSEE y ADEDY, para pedir aumentos salariales que permitan a los ciudadanos “vivir con dignidad” en medio de un encarecimiento de productos básicos “inédito”.
Mientras, varios miles de universitarios y afiliados a los cinco principales sindicatos de Serbia han reclamado al Gobierno mejoras laborales, como la jornada de cuatro días, y medidas contra la corrupción de la que acusan al presidente del país, el nacionalista Aleksandar Vucic.
Los universitarios lideran la ola de protestas antigubernamentales que comenzó hace seis meses, tras el derrumbe del techo de una estación de trenes en el que murieron 16 personas.
La inicial exigencia de responsabilidades políticas y judiciales por el siniestro ha evolucionado a una denuncia de lo que muchos ciudadanos consideran un creciente autoritarismo y corrupción del Gobierno de Vucic, el hombre fuerte de la política serbia desde 2012.
La tranquilidad fue la tónica general de la jornada en Europa con la excepción de Estambul, donde al menos 212 personas fueron arrestadas, según una asociación de abogados, cuando intentaban participar en una concentración por el Primero de Mayo en la Plaza Taksim, emblemática para el movimiento obrero turco pero vetada para manifestaciones por el Gobierno islamista.